El
sábado
acompañamos
a los
amigos
de
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Partimos
desde
Puerto
Norte
frente
al
aeroparque
metropolitano
con
ciertas
dudas,
había
fuerte
viento
del
sudeste
lo que
suponía
una
navegación
incómoda
hasta el
pesquero.
Sin
embargo
llegamos
rápido y
bien
gracias
a las
bondades
de la
embarcación
trucker
de 8
metros
de
eslora.
La pesca
la
realizamos
en
creciente
y con
aguas
altas.
Cebamos
el lugar
de pesca
con maíz
remojar
y
comenzamos
la pesca
buscando
bogas
encarnando
con
maíz,
salamín
y una
novedosa
carnada
que
funciona
muy
bien:
grasa de
cuello
de vaca
con
condimento
para
pizza.
De a
poco
fuimos
teniendo
los
toques
de las
bogas,
erramos
varias
al
comienzo
hasta
que nos
pusimos
atentos
y
pudimos
obtener
algunas
bogas
muy
combativas.
Mientras
esperábamos
los
piques
de las
bogas,
preparamos
una caña
encarnando
con
sábalo
en un
tandem
de
anzuelos
especialmente
preparado
por
Francisco
de
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El
aparejo
se fue
acomodando
hacia el
veril y
después
de media
hora de
espera
la
chicharra
sonó
lentamente
pero
firme
presumiendo
el pique
de un
pez
grande,
aunque
Agustín
nos
indicó
enseguida
que no
era
pique de
Dorado.
Afirmamos
la
clavada
y
sentimos
una
fuerte
resistencia,
lo
comenzamos
a
acercar
y nunca
saltó,
por el
contrario,
el pez
cabeceaba
fuerte y
buscaba
la
profundidad.
Al fin
pudimos
verlo
cerca de
la
embarcación,
se
trataba
de un
patí
gigante,
pesca
que es
común
durante
los
meses de
Febrero
y Marzo.
Le
sacamos
el
anzuelo
y lo
devolvimos
al río.
Los
amigos
pescadores
se
entusiasmaron
y
lanzaron
aparejos
de flote
encarnando
con
posta
(trozos)
de bagre
amarillo
y
quedamos
a la
espera
mientras
nos
divertíamos
con
algún
pique de
bogas y
gordos
bagres
blancos.
Nuevamente
la
chicharra,
pero
esta vez
más
fuerte y
en la
línea de
flote,
la
clavada
marco el
salto de
un
hermoso
pirayú.
A medida
que lo
acercamos
a la
embarcación
nos
dimos
cuenta
que se
trataba
de un
hermoso
cabezón,
nos
costo
meterlo
en el
copo,
terrible
trofeo.
Ya
estábamos
muy
contentos
con la
pesca,
pero los
dorados
estaban
y
seguían
picando.
Sacamos
2
cabezones
más, uno
más
grande
que el
primero
y dos
dorados
más
pequeños,
devueltos
a su
medio.
Casi sin
luz,
decidimos
regresar
navegando
un Rió
de la
Plata
enfurecido
por el
viento
pero
llegando
sin
problemas
al
puerto.
La
verdad,
parece
increíble
que
nuestro
maltratado
Río de
la Plata
nos siga
regalando
estos
trofeos
a
minutos
de
nuestros
hogares.
Cuidémoslo
!!!!
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