En verdad la pesca en kayak en Mar de Cobo estuvo desde enero a principios de marzo muy dispersa y dificil de encontrar.
La cosa es que a diferencia de otros años, en hora u hora y media, la pesca estaba hecha. En esta ocación en cada ingreso estaba 5 hs. moviendo de un lugar a otro, para todos los cuadrantes, en todas las profundidades posibles a 300, a 500 y a 1500 mts de la orilla; por supuesto toda la artilleria: magrú, un kilo de anchoa congelada, de mi amigo Roberto, langostino, ceba...
La cosa era que cuando encontraba pique, al rato se cortaba...algun tiburón, las franciscanas...el lobo..que se yo!. La cosa que por mas que remaba el tema iba pobre y las horas transcurrían entre melgachitos (veintenas que me gastaban toda la anchoa), pezpalo chico, palometa chica, algún bagre (todo devuelto al agua ya que no daban la medida) y cada tanto una o varias corvinas buenas... y asi, una entrada tras otra, con oleaje, mar calmo, osea de todas las formas.
La sorpresa fue que ya cansado, me heché una especie de siestita dejé la caña en el invornal, la línea bien encarnada, la cabeza entre la proa del K1 y la banda de estribor (justo en ese angulito) y las patas para popa. Ya habian pasado varias horas...Ustedes entienden, no daba mas y tampoco queria salir del agua. Allá lejos apenas se divisaba la costa cada vez que el kayak subía y abajo unos 7 mts. de agua turqueza, el viejo gorro del team, que me regaló mi amigo Sartore, vicera hasta la pera y al rato...llevada larga, me saca unos 30 mts. de hilo, me siento, clavó y empezó el show... Corrina vá, corrida viene, él del kayak ya se entretiene
. Bacotita de la comisura, pienso, no me daba sensación de chucho; la cosa es que luego de llevarme el kayak como las agujas de un reloj aparece un lindo melgacho, el primero de 6 kgs. y arriba, para hacerle compañia en la popa a unas corvinas. Se acabó la siesta y por el momento la pesca también, es asi que remando hacia la costa a unos 700 mts. me agarró ganas de ir al baño y así fuí... fondeo, me bajo, me subo y veo un par de anchoas y un langostino, que quedaban entre las botitas de neopren, y le hago un tirito mas, saqué a jugar hasta el utilero: dos anchoas custodiando de lado a lado al gran langostino, imaginense era un pan dulce! Bajo y mientras me tiro un poco de agua dulce en el gorro, otra llevada... esta si la tube que ir frenando! El de abajo estaba bastante enojado con el pandulce camuflado, la misma lucha... pero esta vez la pelea era por el título...
Y asomó tremenda guitarra, que pesó un poco mas de 8 Kgs. y también arriba. Ya sin carnada, con hambre y con viento del este que se habia puesto molesto, regresé a la costa, pensando en el laburo para cuerear los trofeos y hacer unas ricas comidas frescas y familiares.
Aca las fotos:
Algunas corvinas perdidas, y de tamaño

Acá los melgachos y el cansancio de la remada



Luego de la cuereada, filiteado y a comer

Espero que les guste
Saludos, Guillermo