El Río de la Plata puede ser dividido en dos sectores: el interior, compuesto por los tramos superior y medio, el cual es de poca profundidad y se encuentra desprovisto de intrusión salina, y el exterior, comprendido entre Punta del Este (Uruguay) y la Bahía de Samborombón en nuestro país. Este tramo, de mayor profundidad y con una importante influencia marina, puede ser considerado un estuario del océano Atlántico. Pensando en pescar pejerreyes en estos meses más fríos, es más factible encontrarlos en el norte, y es por ello, que hacía allá fuimos.
Partimos frente al aeroparque metropolitano, en Puerto Norte, abordando la embarcación Galatea, cuyo propietario Jorge ofrece salidas de pesca diarias. Se trata de un trucker Panga de Astillero Benavidez de 8 metros de eslora con un motor fuera de borda de 115 HP con todos los elementos de navegación y seguridad en excelentes condiciones. Además, con algo muy importante, baño a bordo, muy necesario durante toda la jornada cañófila y que nos permite incluir en nuestro plan a las mujeres.
El día se presentó con vientos ideales del cuadrante Sur, lo que generó que Jorge decidiera comenzar el garete desde frente al Parque de los Niños. Por efecto de las últimas 2 horas de la creciente nos fuimos derivando hacia la bahía de Olivos frente al Club Belgrano. Para armar la calle de ceba empleamos un nuevo elemento de La Unión Pesca, una boya cebadora muy práctica que permite reutilizar el contenido en días posteriores.
Se afirman los pejerreyes en Berisso
Los equipos fueron tradicionales de pejerrey, en mi caso, empleé una caña telescópica de 4 metros muy liviana que no cansa tanto tenerla en la mano, con un aparejo de 3 boyas cometas de 17 centímetros de color amarilla, naranja y negras más puntero palito pescador. Entre boyas, usé una distancia de 1,50 m y bajadas de brazoladas cortas, de 15 centímetros, encarnando con una o dos mojarras vivas.
En esta zona logramos varias capturas de tamaños medianos, demostrando que es una buena opción teniendo en cuenta la poca navegación y la cercanía con la costa. Hacia el mediodía, con mejores condiciones para navegar, decidimos ir cerca del Canal Mitre en busca de tamaños en desmedro de cantidades. En este caso, si bien no fue cuantiosa, dimos con hermosos ejemplares que oscilaron entre 30 y 42 cm.
Una clave fue dejar derivar lejos el aparejo, técnica que nos dio mejor resultado, también aplicando movimiento a la caña para incentivar más el pique. Pejerreyes que poseen la particularidad de poseer una boca grande y dura que utilizan para comer caracolillos de los fondos de tosca y que nos entregan toda su potencia estos grandes nadadores del Río de la Plata.
El viento y la bajante nos fue derivando hacia La Boca con el hermoso entorno de la ciudad de fondo, y en ese contexto, a las 16 emprendimos el regreso. A pesar de navegar con el viento en contra, el gran comportamiento de la embarcación nos permitió disfrutar de un cómodo momento de vuelta al puerto y lleno de anécdotas con nuestros amigos pescadores que participaron de esta salida.